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Valores Humanos durante la Cuarentena


Autor: José Luis Pérez Martín


Ensayo sobre los Valores Humanos durante el Estado de Alarma y la Cuarentena



Un valor es toda aquella cualidad o característica que posee un objeto; estas pueden ser propias del sujeto del que se habla, o pueden ser atribuidas por una persona, animal o cosa, y estas pueden ser objetivas o subjetivas. Estos valores pueden ser mutables, como es el caso de la altura de un niño, o pueden ser inmutables, como la composición del agua.

Siguiendo estas pautas, los valores humanos son todos aquellos valores que se relacionan con los humanos, es decir, les pertenecen como hecho excepcional. Por ejemplo, la masa de una persona no es un valor humano, es un valor o característica de la materia. Sería un valor humano el respeto, ya que es imposible que un animal o cosa pueda sentir o transmitir este valor humano, ergo, es propio de los humanos. Esto se debe a la principal diferencia que posee el ser humano frente al resto de entidades materiales del universo conocido, la conciencia. Como esta es la única cualidad que hace diferente, y por tanto único, al ser humano, los valores humanos se han de relacionar con esta conciencia, pues en el caso contrario pertenecerían a un grupo más amplio y se podría generalizar a otros seres.


Teniendo en claro lo que concibo como “valor humano” , estos son los diez que he elegido como primordiales durante este estado de alarma y cuarentena:


- Respeto: este debe ser el primer valor que toda persona debería tener. El respeto agiliza y mejora las relaciones sociales, permite tener empatía por los demás (ya hablaremos de la empatía más adelante); este valor humano hace posible una sociedad, vivir en una comunidad. El hecho de estar en cuarentena no quiere decir que este derecho se pierda, sino al contrario, se ha de hacer más fuerte para fortalecer la mente de las personas que viven en comunidad. Se haría imposible sobrevivir al confinamiento si no hubiese respeto.

El respeto es un valor que engloba otros muchos valores, luego está supeditado a estos. El respeto está conformado por la empatía, que quizás sea el más importante de todos los conformantes; el respeto también está formado por el sentido crítico, pues el respeto no significa aceptar todo lo que la otra persona diga o haga, si no, la vida sería una anarquía en la que todas las opiniones son válidas; el respeto es ser tolerante (otro valor, la tolerancia) con las opiniones del otro, siempre y cuando no afecten de manera negativa a la vida de los demás. Esto no impide posicionarte en contra de esas opiniones, de hecho, el acto de posicionarte en contra es una muestra de respeto, pues aunque tomes la opinión contraria como errónea, en primer lugar estás respetándote a ti mismo, y en segundo lugar estás considerando la opinión del otro.


- Empatía: la empatía es un valor que surge del respeto, pero es quizás la pieza más importante del valor que conforma. La empatía permite a los seres humanos ponerse en el lugar del otro, empatizar con los actos y opiniones de las personas (empatizar, que no simpatizar, palabras que adquieren una connotación distinta); la empatía permite estudiar la historia para aprender qué se hizo mal, qué se hizo bien y por qué; la empatía, como el resto de los valores humanos, permite aumentar esa consciencia que tanto nos distingue.

La empatía también nos permite perdonar; el perdón es imposible sin una muestra de empatía. Para perdonar hace falta comprender, no solo entender, debido a que las emociones de las personas en épocas de crisis no son racionales. Por este hecho, la empatía nos permite dar nuestro perdón a las personas que hacen locuras, movidas por el estrés, debido a que es el estrés el que nubla nuestra conciencia y nos despoja de nuestros valores, haciendo que, por breves instantes, dejemos de ser humanos.


- Responsabilidad: La responsabilidad, al igual que el respeto, es una agrupación de valores, como pueden ser la honestidad y el compromiso. Hace falta honestidad para poder atenerse a las consecuencias de toda acción. Hace falta compromiso para cumplir con tu palabra. Hay que tener en cuenta que las promesas que son fáciles de hacer, son fáciles también de deshacer, debido a que existe una relación entre ambas; intervienen en el producto las consecuencias que acarrea una acción, con los posibles beneficios (propios o de la otra persona) de esa acción, luego, me he permitido expresar una fórmula que resuma dicha relación:

Esta expresión define que las consecuencias son directamente proporcionales a la dificultad de hacer una promesa, y los beneficios son inversamente proporcionales; es decir, cuantas más consecuencias haya, más dificultad habrá, y cuantos más beneficios haya, menos dificultad habrá. La expresión de todas estás magnitudes no podrá ser menor que cero; las consecuencias pueden ser igual a 0, pero los beneficios no. Por ejemplo, una acción que no tenga consecuencias, no tendrá dificultad porque = 0; en el caso de que los beneficios de hacer una determinada acción se aproximen a 0, la dificultad de hacer una promesa es un número , por tanto, imposible por propia voluntad.


- Voluntad: la voluntad es una aptitud de las personas, que les permite decidir y ordenar su propia conducta. Gracias a la voluntad podemos proponernos planes de futuro, objetivos que cumplir. Pensar, es un acto de voluntad, el más importante, pues corrompemos nuestra lealtad absoluta hacia nuestras ideas ( el “yo”) o hacia alguien. La lealtad es algo que también influye en los compromisos, solo que con la lealtad absoluta, las promesas y compromisos se convierten en obligaciones; esto nos lleva a que no es bueno actuar sin pensar, en vista de que seremos siervos de nuestras ideas, en lugar de equipararnos a ellas , pues un ser humano no puede superar una idea a causa de que una idea sale de la razón y un ser humano se hace a sí mismo con la razón. Por ejemplo, Mahatma Gandhi fue una persona que representaba la paz, pero esta representación no puede superar la idea de paz, solo igualarla.

La voluntad serviría como inversión de futuro; la voluntad emprendería planes, pensaría qué hacer cuando se supere la crisis sanitaria y se llegue a la crisis económica. Las personas somos lo que somos por nuestra conciencia y es la voluntad la herramienta que nos permite usarla, convenientemente para cosas positivas. La voluntad sería, más que un valor, una propiedad de los seres vivos, solo que en el ser humano se manifiesta de forma consciente y en el resto, de forma inconsciente.


- Solidaridad: hablando de planes de futuro, la solidaridad va a cumplir un papel fundamental en España. ¿Fue empleada la solidaridad en España, cuando ya se sabía que había SARS-COV-2? La solidaridad es un valor muy infravalorado; en esta situación podría haber salvado miles de vida y un acto de insolidaridad por parte de muchas personas ha ocasionado una multitud de defunciones en el país. Este es un ejemplo de lo que hace la ausencia de solidaridad. La solidaridad está ligada a la empatía, pues para que una persona pueda ser solidaria debe ponerse en el lugar del otro, ver de qué carece.

La solidaridad implica dar sin recibir nada a cambio. Pero es de vital importancia saber y entender que la solidaridad ha de ser recíproca, porque en el momento que no lo es, el equilibro que hace posible el intercambio se rompe. La solidaridad es un puente que conecta las necesidades con la ética, que pueden estar relacionadas. ¿Sería ético que una persona o grupo aporte a otra persona o grupo, pero no se diese el caso contrario?

La envidia podría decirse que es el valor contrario a la solidaridad; en vez de aportar algo desinteresadamente, se quiere quitar algo por algún interés. La envidia sería la necesidad ligada a la conciencia sin ética. Por ejemplo, robar comida no sería envidia, porque el hambre te quita la conciencia, y por tanto la ética. Pero la persona que quita mérito a tus triunfos, sí posee conciencia, pero no ética.

- Paciencia: La paciencia es definida por la RAE como la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse (al menos visiblemente). Esto alude a las personas que son capaces, por ejemplo, de controlarse en ocasiones de crisis. La paciencia es una fuerza interna que controla nuestras emociones (no las oculta o hace desaparecer, sino que las guarda). La paciencia permite a las personas pensar con claridad, alzarse en el mundo objetivo y desviar toda clase de elementos malignos. La paciencia es importante para que nuestra conciencia no se vea alterada, para proponerse objetivos y para no sucumbir.

La paciencia no es meramente un valor, es una nueva forma de ver el tiempo. Todos los males los soluciona el tiempo, pero para ver sus efectos hay que tener paciencia. La paciencia sería una conexión entre el tiempo objetivo (segundos, minutos, horas, etc.) con el tiempo como idea de movimiento. Es inconcebible un movimiento sin tiempo, por eso, para que se produzca un cambio, el tiempo ha de actuar, y solo se ve esta acción con la paciencia.


- Prudencia: la prudencia es una virtud que permite analizar los riesgos y consecuencias de toda acción. Gracias a la prudencia uno puede modificar su conducta para no producir o recibir perjuicios innecesarios. La prudencia está anexionada a la paciencia; se da una causalidad circular porque ambas se dan a la vez y cada una es la causa de la existencia de la otra. Evidentemente, como todos los valores, su exceso es maligno. Cuando hay un exceso de valores se produce una carencia de conciencia de uno mismo. Cuando esto ocurre, el valor se hace defecto, dejando de pertenecer a la ética de las personas.

Ante la situación que estamos viviendo hoy en día hace falta mucha prudencia, empero si se hubiese tenido desde un principio, no se habrían producido tantos perjuicios. Al inicio de lo que hoy se conoce como pandemia, la prudencia habría sido muy importante. ¿Qué habría pasado si China, sabiendo que había surgido un nuevo virus en su país hubiese cerrado las fronteras? ¿Qué habría pasado si los países hubieran acatado las recomendaciones de la OMS o de otros países que sí habían sido prudentes y ya habían superado la enfermedad? ¿Qué habría pasado si se hubiera actuado antes? Esta última cuestión puede resultar contradictoria para algunos, pues creen que la prudencia, por antonomasia, es lentitud; pero los países más prudentes fueron los que antes actuaron, por lo que esto deja una última pregunta, ¿Qué habría pasado si algunos países no hubiesen antepuesto las vidas de las personas ante la economía, aún teniendo múltiples ejemplos en la historia de, que países que decidieron salvar las vidas de las personas, tuvieron una mayor recuperación económica?


- Valentía: la valentía es un valor que permite a los seres humanos actuar con decisión ante situaciones de riesgo o que puedan causar cualquier tipo de temor. Hay que tener valentía y coraje para mantenerse en cuarentena durante días, para apoyar a tu familia emocionalmente, y sobre todo, para no perder la cordura y seguir viviendo. Gracias a la valentía las personas pueden afrontar sus miedos (en este caso, a padecer coronavirus); la valentía no hace desaparecer los miedos, pues el miedo es algo que reside en el subconsciente, luego no puede ser controlado por nuestra consciencia. La valentía hace predominar nuestra conciencia para poder controlar nuestros actos con decisión.

El miedo es una idea que reside en nuestro subconsciente, por lo que puede anular nuestra conciencia y provocar que nuestros actos sean incontrolables, como en el caso de las fobias. Hay miedos que tienen una causa biológica, como puede ser morir, otros que pueden residir en los traumas, y otros cuya causa es inexplicable. El miedo como causa biológica es algo natural, que nos ayuda a sobrevivir; los traumas han dañado nuestro cerebro, órgano difícil de reparar; los ataques de pánico repentinos se deben a un trastorno, relacionado con problemas fisiológicos.


- Asertividad: la asertividad es un valor humano que se relaciona a menudo con las habilidades sociales. La asertividad permite a las personas defender sus derechos y el de los demás sin quitar el derecho a otra persona. Es decir, respeta sus derechos y los del resto. La asertividad es un equilibrio de nuestra conducta, haciendo que no sea pasiva, ni agresiva, ni evasiva, sino que es moderada. La asertividad tiene como base el respeto, pues sin él no existirían las relaciones interpersonales sanas; pero la conforman otros valores como el autocontrol, la justicia y la libertad.

Este valor sería importante para la situación que estamos viviendo ahora, pues es una situación frágil. En situaciones de crisis no hay que dejarse manipular, ya sea por parte de una persona, una organización o gobierno; pero tampoco hay que manipular, pues pasaremos de la pasividad a la agresividad. La agresividad implica creer que tus derechos son superiores a los demás, y la pasividad lo contrario. Para ser una persona asertiva hace falta retórica (cosa que no se enseña actualmente en España). La retórica es un conjunto de reglas necesarias para convencer o persuadir a alguien; quien sabe usarla, sabe contrarrestarla, por lo que será más difícil verse manipulado.


- Independencia: la independencia es crucial cuando una persona se encuentra sola y aislada, como es el caso de la cuarentena. La independencia permite al ser humano actuar sin depender de otros. De por sí ya tenemos cierta independencia; para respirar se necesita independencia; para comer se necesita independencia; para tener sentimientos se necesita independencia; pero yo me refiero a otro tipo de independencia, me refiero a esa capacidad de poder pensar por uno mismo, de poder plantear soluciones a los problemas, de poder ser libre, de poder. La libertad es algo que acompaña a la independencia, pues van ligadas. La libertad se obtiene con la independencia, pero la libertad implica responsabilidad.

Entonces tenemos que la independencia es necesaria para tener autonomía sobre uno mismo, para decidir y cuestionarse. Una persona independiente es capaz de actuar antes y mejor que otras que no lo son. Por ejemplo, una persona es independiente si posee conocimiento, puede actuar porque sabe, pero una persona que no posee conocimiento depende de los que sí tienen (o dicen tenerlo), por tanto, es dependiente. Por ello surgen cuestiones sobre si es adecuado que un filósofo se encargue de un problema sanitario o si un médico se ocupe de defender a un acusado; son personas independientes que se vuelven dependientes al entrar en un campo que no dominan, por lo que pueden cometer errores, pero serían incapaces de reconocer esos fallos por el mismo hecho de no saber.

Las personas, por naturaleza, tenemos dos tipos de inteligencias: una es pasiva o paciente, reside en nuestro cerebro y solo puede aumentar; la otra es activa o agente, sería la energía que aprovecha nuestros conocimientos, o inteligencia pasiva. Una persona es independiente si utiliza su inteligencia activa, la razón. Es como el caso de una carpintero que hace una silla; en este caso, la madera sería la inteligencia pasiva, pero la madera nunca podría llegar a ser una silla sin un carpintero, que sería la inteligencia activa.


Ahora lo correcto sería plantearse si tenemos estos 10 valores humanos. Un gobierno se encarga de representar a su población, y en muchas ocasiones se parece a esta. Deberíamos preguntarnos si queremos un gobierno que posea estos diez valores, pero también deberíamos pensar que debería hacer cada uno para que eso ocurriese.


Imagen: Ilustración de José Luis Pérez Martín (El ojo de la Clarividencia)

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