Un escuálido pájaro
se posó sobre la casita.
Comenzó con un nervioso
pero breve trino, a la vez
que daba saltitos por el borde del tejado.
La gatita se asomó,
le observaba en la distancia.
Al verla, el ave empezó a piar y piar,
cada vez más intensamente,
de manera desesperada,
de manera descoordinada.
La felina se aproximó unos centÃmetros,
el pollo salió volando torpemente,
disparado;
se lo comió el cielo.
Imagen: Ilustración cortesÃa de la Biblioteca de Nueva York.